lunes, 19 de enero de 2009

LA ASOCIACIÓN PROVINCIAL DE EMPRESARIOS DE PLAYA DE MÁLAGA EXIGE UNA REGULARIZACIÓN RACIONAL DEL SECTOR


«Si el Gobierno quiere y se pone las pilas, la mitad de los establecimientos tendrá su situación regularizada este verano», asegura el representante del sector.

Desde febrero de 2005, Miguel Arrabal preside la Asociación Provincial de Empresarios de Playa. Este colectivo aglutina a unos 800 empresarios y emplea a unos 20.000 trabajadores. Sin embargo, el sector padece problemas endémicos como el de la regularización de los establecimientos, un asunto que se ha empezado a abordar tras la reunión el pasado diciembre del Foro de Encuentro por el Litoral. De este tema -uno de los asuntos prioritarios para Arrabal desde que accedió al cargo- y de otros que afectan al sector, como las consecuencias de los temporales en las playas, las perspectivas de la nueva temporada turística o la mano de obra, se pronuncia en esta entrevista con SUR.
Los últimos datos aportados por la Dirección General de Costas decían que siete de cada diez chiringuitos no tenía los papeles en regla. ¿Cómo está el proceso de regularización?
Nos estamos preparando para partir casi de cero, porque la mayoría de los establecimientos tiene una documentación atípica desde hace muchos años, encontrándose en una situación de alegalidad. Queremos que haya una solución jurídica que nos permita hacer las inversiones necesarias para contar con unas instalaciones en condiciones y prestar los servicios que el turismo demanda.
La Administración parece que ha tomado cartas en el asunto tras la reunión que mantuvieron con todos los implicados el pasado diciembre.
Sí, afortunadamente. El subdelegado del Gobierno (Hilario López Luna) ha tomado cartas en el asunto y nos ha sentado a todos, algo que es de agradecer, y vamos a buscarle a esto una solución sin que nadie salga perjudicado. Estoy convencido de que todos vamos a salir ganando cuando se acabe esta situación de incertidumbre en la que ahora nos encontramos, y de que la Costa del Sol tendrá un servicio mejorado.
¿Qué plazo se marcan para que haya una resolución?
Si el Gobierno central quiere y se pone las pilas para este verano el 50% de los chiringuitos tendrá su situación regularizada. El resto, donde pueden surgir algunos problemas sobre las ubicaciones u otros asuntos, se tardará más. A pesar de ello, quiero hacer hincapié y dejar claro que todos los chiringuitos van a estar prestando sus servicios durante la temporada.
En todo este asunto, ¿cuáles son sus principales reivindicaciones?
No queremos en ningún momento saltarnos la ley a la torera. En lo que respecta a la distancia de 200 metros entre negocios, estamos de acuerdo, aunque hay algunos casos de establecimientos que, por razones de operatividad, en su momento se ubicaron a menos distancia y ahora no es posible trasladarlos. Otra de nuestras reivindicaciones, que esperamos que se acepte por sentido común, es que además de las dimensiones del chiringuito se nos permita, pagando las tasas, ocupar una terraza de 150 metros en la arena como se les permite a las cafeterías ocupar un trozo de calle. A lo que no vamos a renunciar y lo que no estamos dispuestos a aceptar es que se nos saque de la playa; queremos tener contacto directo y permanente con la arena. Nuestro modelo es lo que se ha hecho en la zona de Huelin y la Misericordia en la capital, así queremos que estén todos.
¿Confían en que las autoridades acepten esta petición?
Sí, porque el sentido común es lo que nos dice. El concepto de chiringuito es el de un establecimiento en la arena. Málaga no puede perder esa tradición y no podemos irnos a lo alto del paseo. Ya en la ley de 1989, el criterio de la Dirección General de Costas era subir los chiringuitos a los paseos y ese experimento no funcionó.
Cierres
En la provincia hay unos 300 chiringuitos, ¿confía en que al final del proceso de regularización todos mantengan su actividad y no haya cierres?
No sólo se van a mantener sino que mejorarán y se creará más empleo.
Una de sus quejas es la disparidad de criterios en las administraciones respecto a la fecha de conclusión de la temporada, fundamental para determinar el periodo en el que concluye la concesión administrativa de explotación de los negocios.
La Dirección General de Costas dice que la temporada termina el 31 de octubre y la Junta pregona y publicita que las playas están abiertas durante todo el año. Hay contradicciones. Si en algún sitio la temporalidad debe terminar el 31 de octubre, que lo haga, pero no puede ocurrir lo mismo en la Costa del Sol, que tiene que abrir el 1 de enero y terminar el 31 de diciembre. Eso es lo que queremos.
Sobre la mesa también está otro de los grandes asuntos que les afectan, el de los daños que sufren las playas y sus establecimientos cuando se producen temporales en el litoral.
En efecto. Llevamos mucho tiempo diciéndole a la Dirección General de Costas, que parece hacer oídos sordos, que la Costa del Sol, que ofrece un turismo de sol y playa, debe cuidar y defender esas playas para no estar en manos de cualquier temporal. No entendemos por qué no se hacen unas actuaciones serias como son alargar los diques y los espigones. Esa misma solución es la que se hizo en La Rada hace treinta años. Desde que se hizo ese dique sumergido existe la playa de La Rada en Estepona y no ha tenido problemas. Todavía tenemos playas como Fontanilla en Marbella, Santa Ana y Malapesquera de Benalmádena, o Ferrara de Torrox, que sufren las consecuencias de los temporales. No entendemos por qué Costas no hace actuaciones serias como hace en otros puntos de España donde se hacen diques como defensa. Aquí no se soluciona ni ataja este problema y la solución pasa por escolleras, diques sumergidos y espigones.
Estamos ante un año difícil, en plena crisis económica, ¿cómo afrontan los profesionales de playa esta situación?
Con optimismo, porque siendo optimistas tendremos más ilusión por trabajar. Sabemos que las cosas no pintan bien y va a ser una temporada dura. Aún así, creemos que la playa se ha convertido en una necesidad y nosotros queremos seguir prestando el servicio que prestamos. Ya el año pasado hubo un descenso de ventas de en torno a un 20% de venta, pero tuvimos más clientes, por lo tanto se defendió la temporada. Este año debemos mantenernos y no debemos ser pesimistas.
¿Cómo han vivido estos años en los que muchos profesionales del sector decidieron irse a la construcción al considerar que allí ganarían más dinero?
Lo hemos pasado muy mal porque no encontrábamos gente que trabajase en la temporada alta. Eso nos llevó a tener que recurrir a convenios para traer personal inmigrante para la temporada, pero a costa de una buena profesionalidad. Espero que con la situación de paro y de crisis, mucha gente de la hostelería que se fue a la construcción vuelva y empezamos a prestar un buen servicio que es muy importante para nuestro sector. El turismo nos da de comer, a él hay que servirlo y recuperar el eslogan de 'Al turismo, una sonrisa'.