jueves, 22 de enero de 2009

VOLUNTARIOS DE LA ONG "ANGELES MALAGUEÑOS DE LA NOCHE" REPARTEN BOCADILLOS Y CAFÉ ENTRE LOS INDIGENTES

Tres mujeres, dos de ellas hermanas, reciben a los voluntarios de la ONG ´Ángeles Malagueños de la Noche´ con ojos de ilusión. Llevan más de un mes durmiendo a la intemperie en la estación de autobuses y sólo tienen palabras de cariño para este grupo que les ofrece café y dos bocadillos. "Que Dios se lo pague" decía una de las indigentes con lágrimas en los ojos, mientras otra de ellas pedía más café para calentarse el cuerpo en una noche fría como la de ayer. Por poca ayuda que reciban, la gratitud que muestran resulta impagable.Cuando Felisa Castro, representante de ´Ángeles Malagueños de la Noche´, viajó a Milán no se imaginó que volvería a Málaga con ideas renovadas para ayudar a las personas que viven en la calle. Allí, una asociación aportaba su granito de arena ofreciendo alimentos a los que no tenían ni para dormir bajo un techo. Felisa se propuso trasladar esta idea a la capital y no dudó en convocar a todos sus amigos del barrio de Miraflores de los Ángeles para animarlos a esta iniciativa solidaria.Desde el pasado lunes tienen una caseta junto a la capilla de la Virgen de los Dolores del Puente, en el exterior de la parroquia de Santo Domingo. Allí estarán este grupo de unos treinta voluntarios comprometidos, cuya edad media supera los 60 años, de lunes a domingo de 20.30 a 22.30 horas. "No queremos dinero, sino la aportación personal de cada uno. Estaremos aquí todos los días en grupos de cuatro personas y todo el que quiera puede venir a ayudarnos trayendo bocadillos o termos con café", afirmaba Felisa.Y si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. A pesar de que Felisa ha ido informando a los indigentes de la localización de la caseta, la comunicación entre ellos se dificulta debido a que muchos son extranjeros. "Si vemos que no vienen a la caseta, cogemos un coche y nos trasladamos a la estación donde están preparando sus cartones en el suelo para pasar la noche", afirmaba la representante de la asociación."Nos gustaría poder emplazar la caseta en la misma estación porque estaríamos más cerca de ellos y la ayuda sería mucho más directa. Si no, la solución pasaría por utilizar una unidad móvil para llegar a más gente", explicaba. Los voluntarios de la asociación afirman que la satisfacción personal al ayudar a este colectivo necesitado es inmensa. "Al ver la situación de estas personas y charlar un rato con ellos te das cuenta de lo poco que disfrutas de lo que tienes", destacaba uno de ellos.