lunes, 23 de febrero de 2009

Asociación de Pintores con la boca y el pie: La superación del arte

El don de la pintura no se mide por el grado de movilidad de las personas. Alejandro y Virginia demuestran su destreza artística pintando con la boca y con el pie
Para dedicarse a la pintura no necesitan mover las manos. La Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie tiene entre sus becarios dos malagueños que demuestran en sus obras el amor por el arte. Desde esta entidad se les apoya para que progresen artísticamente y puedan ser autosuficientes algún día gracias a la comercialización de sus trabajos.
Alejandro tiene 13 años y pinta con la boca. Su tetraplejia no es un impedimento para estampar su visión del mundo en un lienzo. A pesar de su juventud, tiene muy claro que «sería un sueño poder vivir de la pintura».
Su andadura artística comenzó a las cinco años. Sus padres observaron que se le daba muy bien dibujar y decidieron estimular esta cualidad con una profesora particular. A los siete, miembros de la asociación constataron que Alejandro, pintando con la boca, tenía la misma calidad que una persona sin minusvalía, precepto indispensable para pertenecer a la entidad. Este joven pintor crea alrededor de doce cuadros al año y, aunque todavía no ha logrado vender ninguna de sus creaciones, ha conseguido que cuatro de sus obras consten en el muestrario de la asociación, una recopilación de las mejores obras de autores de más de 72 países del mundo. Todo un orgullo tanto para él como para su familia. «Cuando acabo un cuadro todo mi esfuerzo se ve reflejado y me siento realizado», explica. Su calidad artística le ha convertido en uno de los becarios más jóvenes.
Luchadora
Si hay un ejemplo claro de superación, ese es Virginia. Cuando nació, los médicos no le dieron ninguna esperanza debido a su parálisis cerebral. «Esta niña no llegará a andar ni hacer nada en la vida», así recuerda su madre, María del Carmen, las palabras de los doctores. Hoy, a sus 36 años, Virginia es deportista paralímpica de élite, tiene estudios de gestión administrativa y pinta lienzos con el pie izquierdo. «Es una triunfadora en la vida», repite una vez tras otra su madre.
«Me considero pintora», dice orgullosa. Virginia no se achanta ante los que la observan y ha demostrado en varias exposiciones su peculiar manera de pintar. «Expuse mis cuadros en Mollina hace dos años y fue muy emocionante enseñarles a los niños que se puede crear con el pie», cuenta ella misma con gran alegría, «nuestros cuadros no valen menos porque seamos minusválidos».
«Desde pequeña vimos como espontáneamente cogía los lápices con el pie y dibujaba muy bien. En el colegio me decían que mi hija era un número 1 en todo lo artístico», explica María del Carmen. Virginia seguirá luchando por hacerse un hueco en el arte.