Aymee Pereda tiene once años pero ya conoce muy bien lo nefasto que puede ser el consumo de drogas. «Tengo un vecino que empezó a fumar con diez años, a los 12 ya se drogaba y cuando tenía 16 años parecía que tenía 40», dice esta alumna, ante la atenta mirada de sus compañeros de sexto curso de Primaria del colegio público Mare Nostrum de Torrox. Participan en una de las sesiones previstas dentro de un programa pionero de prevención de la drogadicción en los colegios, que está llevando a cabo la asociación Proyecto Hombre, tras la firma de un convenio con el Ayuntamiento.
Y es que, tal y como explica la técnico de la asociación, Virginia Pérez, las estadísticas confirman que las edades de inicio en el consumo de alcohol y tabaco están descendiendo cada vez más, «y de poco sirve dar charlas en los institutos, cuando los jóvenes ya tienen interiorizados los hábitos y están en unas edades mucho más difíciles que éstas», remarca. «Bueno, pero si decís que el tabaco y el alcohol son drogas, ¿por qué las venden libremente? Entonces, también lo serán las medicinas, como el ibuprofeno», sostiene Luciano Hamú, otro de los alumnos de esta clase de sexto de Primaria.
«No hombre, no digas eso, las medicinas están recetadas o prescritas por los médicos. Es verdad que si uno toma muchas pastillas sin ningún control también es malo, pero de ahí a decir que un ibuprofeno es una droga hay una gran diferencia», le contesta Conchi Aller, terapeuta de Proyecto Hombre, que también participa en la dinámica de la sesión, que se centra en los hábitos y en la prevención del consumo de alcohol y tabaco. «Son las primeras sustancias, y como se suele decir, hay una escalera por la que se va ascendiendo, dando paso a otras drogas más duras, como el hachís, que también se está consumiendo cada vez a edades más tempranas», señala Pérez.
Además, los últimos estudios elaborados por la asociación han constatado una importante diferencia entre los niveles de consumo y las edades de inicio entre las zonas rurales y las grandes urbes. Sin ir más lejos, su último informe, 'Los adolescentes andaluces y las drogas', señala que los porcentajes de consumo de alcohol, tabaco y hachís son hasta tres puntos superiores en los pueblos que en las ciudades. ¿El motivo? «Las menores alternativas de ocio de los jóvenes en los pueblos», contesta tajante Virginia Pérez, al tiempo que añade que en el medio rural «hay menos consciencia de los riesgos y los consumos están más socializados».
Por este motivo, las campañas de prevención como ésta, que se desarrolla de forma pionera en la provincia, se ha iniciado en Torrox, con grupos de colegios. Las sesiones se han iniciado en este mes de febrero y en ellas participarán alrededor de 120 escolares de los tres centros de Primaria de la localidad axárquica.
Sesiones participativas
En las sesiones se promueve la máxima participación del alumnado, dejando atrás las clásicas charlas informativas que se impartían hace unos años, aunque sólo en los institutos. Así, los pequeños muestran con tarjetas de colores -rojo, amarillo y verde- su grado de conformidad con las afirmaciones que van haciendo las especialistas. «La publicidad hace que se fume más», les dice Virginia Pérez. Al instante, la clase se decanta, mayoritariamente, por las tarjetas verdes, aunque también hay algunas amarillas. «Los anuncios os pueden hacer llegar a pensar que el tabaco y el alcohol son buenos, porque la gente que aparece está sonriente y le va bien en la vida, pero nada más lejos de la realidad», les dice la terapeuta de Proyecto Hombre.
Al final del aula, la tutora del grupo, Esther García, observa atentamente el desarrollo de la sesión: «Estoy sorprendida con su capacidad de análisis y reflexión», puntualiza la docente.
Las sesiones de Torrox se prolongarán hasta el próximo mes de abril y la intención del Ayuntamiento torroxeño es que se mantengan durante los próximos cursos. Desde Proyecto Hombre están a la espera de la firma de nuevos convenios con otros consistorios para llevar a cabo este programa pionero. Así, ultiman el acuerdo con el de la capital malagueña.
Y es que, tal y como explica la técnico de la asociación, Virginia Pérez, las estadísticas confirman que las edades de inicio en el consumo de alcohol y tabaco están descendiendo cada vez más, «y de poco sirve dar charlas en los institutos, cuando los jóvenes ya tienen interiorizados los hábitos y están en unas edades mucho más difíciles que éstas», remarca. «Bueno, pero si decís que el tabaco y el alcohol son drogas, ¿por qué las venden libremente? Entonces, también lo serán las medicinas, como el ibuprofeno», sostiene Luciano Hamú, otro de los alumnos de esta clase de sexto de Primaria.
«No hombre, no digas eso, las medicinas están recetadas o prescritas por los médicos. Es verdad que si uno toma muchas pastillas sin ningún control también es malo, pero de ahí a decir que un ibuprofeno es una droga hay una gran diferencia», le contesta Conchi Aller, terapeuta de Proyecto Hombre, que también participa en la dinámica de la sesión, que se centra en los hábitos y en la prevención del consumo de alcohol y tabaco. «Son las primeras sustancias, y como se suele decir, hay una escalera por la que se va ascendiendo, dando paso a otras drogas más duras, como el hachís, que también se está consumiendo cada vez a edades más tempranas», señala Pérez.
Además, los últimos estudios elaborados por la asociación han constatado una importante diferencia entre los niveles de consumo y las edades de inicio entre las zonas rurales y las grandes urbes. Sin ir más lejos, su último informe, 'Los adolescentes andaluces y las drogas', señala que los porcentajes de consumo de alcohol, tabaco y hachís son hasta tres puntos superiores en los pueblos que en las ciudades. ¿El motivo? «Las menores alternativas de ocio de los jóvenes en los pueblos», contesta tajante Virginia Pérez, al tiempo que añade que en el medio rural «hay menos consciencia de los riesgos y los consumos están más socializados».
Por este motivo, las campañas de prevención como ésta, que se desarrolla de forma pionera en la provincia, se ha iniciado en Torrox, con grupos de colegios. Las sesiones se han iniciado en este mes de febrero y en ellas participarán alrededor de 120 escolares de los tres centros de Primaria de la localidad axárquica.
Sesiones participativas
En las sesiones se promueve la máxima participación del alumnado, dejando atrás las clásicas charlas informativas que se impartían hace unos años, aunque sólo en los institutos. Así, los pequeños muestran con tarjetas de colores -rojo, amarillo y verde- su grado de conformidad con las afirmaciones que van haciendo las especialistas. «La publicidad hace que se fume más», les dice Virginia Pérez. Al instante, la clase se decanta, mayoritariamente, por las tarjetas verdes, aunque también hay algunas amarillas. «Los anuncios os pueden hacer llegar a pensar que el tabaco y el alcohol son buenos, porque la gente que aparece está sonriente y le va bien en la vida, pero nada más lejos de la realidad», les dice la terapeuta de Proyecto Hombre.
Al final del aula, la tutora del grupo, Esther García, observa atentamente el desarrollo de la sesión: «Estoy sorprendida con su capacidad de análisis y reflexión», puntualiza la docente.
Las sesiones de Torrox se prolongarán hasta el próximo mes de abril y la intención del Ayuntamiento torroxeño es que se mantengan durante los próximos cursos. Desde Proyecto Hombre están a la espera de la firma de nuevos convenios con otros consistorios para llevar a cabo este programa pionero. Así, ultiman el acuerdo con el de la capital malagueña.