Más de 800 demandas de empleo ha recibido la asociación en el último año · Desde aquí se han contratado a casi 300
Es martes por la tarde y en dos locales del Centro Ciudadano Valle Inclán, en el distrito Palma-Palmilla, la Asociación de Paraguayos en Málaga abre su bolsa de trabajo. Cinco voluntarios trabajan tres días a la semana para mantener este servicio que funciona desde hace cuatro años con el objetivo de ayudar a cualquier inmigrante, independientemente de su país de origen. Desde que tienen informatizado el sistema, hace un año, han recibido 832 demandas de empleo. El listado de ofertantes es mucho menor pero pasa de los 280, en su mayoría particulares que buscan empleadas del hogar o cuidadores de niños o ancianos. Casi 300 puestos se han cubierto en este último año. Graciela Aponte llegó desde Paraguay para trabajar durante dos años y ya lleva dos décadas en Málaga. Ella preside la asociación de la que también fue cofundadora hace casi un lustro. "Desde aquí a los que ayudamos principalmente es a gente sin papeles para trabajar con particulares", comenta Graciela. "Viene gente preparada, con carrera, y que tiene que ponerse a limpiar para ganarse aquí la vida", añade. Aunque la gran mayoría de las usuarias de esta bolsa son mujeres, también acuden hombres a los que le buscan empleos en hostelería, en invernaderos, en granjas o cuidando caballos. Y aunque la cosa ahora está mucho más parada, "sobre todo desde hace un par de semanas", una demandante puede tardar de media un mes en encontrar trabajo de externa y tan sólo una semana si quiere emplearse como interna. "Sobre todo piden a personas de confianza aunque no podemos responder por todos, pero por lo menos cada persona va con una asignación, con una referencia de que la manda la Asociación de Paraguayos", explica Maleni Nieto. Ella es una de las voluntarias y ha visto casos en los que también los contratantes se "aprovechan de la situación del inmigrante y no les pagan en meses y como no tienen papeles no se atreven a denunciar", asegura. También en este tipo de situaciones actúa la asociación. Su servicio jurídico, que atiende todos los lunes por la tarde, está compuesto por dos abogados que median para intentar solucionar el conflicto. Además velan para que se respeten unas condiciones mínimas, por ejemplo, de salario. Para una interna con un día o fin de semana de descanso se piden a partir de los 700 euros mensuales de sueldo. "Nos llamó una familia que quería una interna por 500 euros y le dijimos que desde la bolsa no le podíamos mandar a nadie por tan poco dinero, intentamos que se pague algo razonable", cuenta Gabriela. Para poder ayudar a todos los que llegan de fuera y no tienen a dónde acudir nació esta iniciativa que no se queda tan sólo en la bolsa de trabajo. En los locales sociales de la iglesia de San Juan realizan cursos de formación en geriatría, pediatría, cocina española. Cuando tenían la sede en la Rampa de la Aurora y disponían de más sitio también impartían inglés y español. Ahora buscan un local más grande para poder hacer reuniones y ya han pedido una subvención para su compra. En este momento, tienen tres ofertas para trabajar de internas al cuidado de personas mayores y la lista de espera la ocupan más de una treintena. No obstante, su mano está siempre tendida para ayudar en lo que se pueda. "Acuden a nosotros mujeres embarazadas que necesitan cunas, carritos, alimentos para el bebé", dice Graciela. Entonces coge el teléfono y pone en pie a tiendas, guarderías y conocidos para conseguirlo. Aunque también hay ocasiones en las que han tenido que recurrir a sus propios bolsillos. Alrededor de 600 paraguayos y malagueños conforman esta asociación. Pagan una cuota de 5 euros al mes, aunque afirman que tan sólo 50 ó 60 socios están al día. Con excursiones y actividades van financiando su labor solidaria.
Es martes por la tarde y en dos locales del Centro Ciudadano Valle Inclán, en el distrito Palma-Palmilla, la Asociación de Paraguayos en Málaga abre su bolsa de trabajo. Cinco voluntarios trabajan tres días a la semana para mantener este servicio que funciona desde hace cuatro años con el objetivo de ayudar a cualquier inmigrante, independientemente de su país de origen. Desde que tienen informatizado el sistema, hace un año, han recibido 832 demandas de empleo. El listado de ofertantes es mucho menor pero pasa de los 280, en su mayoría particulares que buscan empleadas del hogar o cuidadores de niños o ancianos. Casi 300 puestos se han cubierto en este último año. Graciela Aponte llegó desde Paraguay para trabajar durante dos años y ya lleva dos décadas en Málaga. Ella preside la asociación de la que también fue cofundadora hace casi un lustro. "Desde aquí a los que ayudamos principalmente es a gente sin papeles para trabajar con particulares", comenta Graciela. "Viene gente preparada, con carrera, y que tiene que ponerse a limpiar para ganarse aquí la vida", añade. Aunque la gran mayoría de las usuarias de esta bolsa son mujeres, también acuden hombres a los que le buscan empleos en hostelería, en invernaderos, en granjas o cuidando caballos. Y aunque la cosa ahora está mucho más parada, "sobre todo desde hace un par de semanas", una demandante puede tardar de media un mes en encontrar trabajo de externa y tan sólo una semana si quiere emplearse como interna. "Sobre todo piden a personas de confianza aunque no podemos responder por todos, pero por lo menos cada persona va con una asignación, con una referencia de que la manda la Asociación de Paraguayos", explica Maleni Nieto. Ella es una de las voluntarias y ha visto casos en los que también los contratantes se "aprovechan de la situación del inmigrante y no les pagan en meses y como no tienen papeles no se atreven a denunciar", asegura. También en este tipo de situaciones actúa la asociación. Su servicio jurídico, que atiende todos los lunes por la tarde, está compuesto por dos abogados que median para intentar solucionar el conflicto. Además velan para que se respeten unas condiciones mínimas, por ejemplo, de salario. Para una interna con un día o fin de semana de descanso se piden a partir de los 700 euros mensuales de sueldo. "Nos llamó una familia que quería una interna por 500 euros y le dijimos que desde la bolsa no le podíamos mandar a nadie por tan poco dinero, intentamos que se pague algo razonable", cuenta Gabriela. Para poder ayudar a todos los que llegan de fuera y no tienen a dónde acudir nació esta iniciativa que no se queda tan sólo en la bolsa de trabajo. En los locales sociales de la iglesia de San Juan realizan cursos de formación en geriatría, pediatría, cocina española. Cuando tenían la sede en la Rampa de la Aurora y disponían de más sitio también impartían inglés y español. Ahora buscan un local más grande para poder hacer reuniones y ya han pedido una subvención para su compra. En este momento, tienen tres ofertas para trabajar de internas al cuidado de personas mayores y la lista de espera la ocupan más de una treintena. No obstante, su mano está siempre tendida para ayudar en lo que se pueda. "Acuden a nosotros mujeres embarazadas que necesitan cunas, carritos, alimentos para el bebé", dice Graciela. Entonces coge el teléfono y pone en pie a tiendas, guarderías y conocidos para conseguirlo. Aunque también hay ocasiones en las que han tenido que recurrir a sus propios bolsillos. Alrededor de 600 paraguayos y malagueños conforman esta asociación. Pagan una cuota de 5 euros al mes, aunque afirman que tan sólo 50 ó 60 socios están al día. Con excursiones y actividades van financiando su labor solidaria.