Manos Unidas cumple 50 años de entrega al desarrollo en el Tercer Mundo · La organización cuenta en Málaga con 40 voluntarios que recaudan fondos para llevar a cabo una veintena de proyectos anuales
En 1955 la FAO, la Organización Mundial para la Alimentación, ya lanzó un llamamiento urgente por los devastadores efectos del hambre en el considerado Tercer Mundo. En España, un grupo de mujeres de Acción Católica se sumó a este manifiesto y en 1959 se lanzó en el país la primera campaña contra el hambre. Éste fue el embrión de lo que posteriormente se constituyó como Manos Unidas. Ha pasado ya medio siglo desde aquello y la labor de esta organización católica dedicada al desarrollo tiene cada día más sentido. La de Málaga, una de las 71 delegaciones que hay en España, la sostienen 40 voluntarios, la inmensa mayoría mujeres de mediana edad. Marisa Alonso es su presidenta delegada. "Tenemos abiertos dos frentes de acción, sensibilización de la opinión pública para que sean conscientes de la realidad que sufren estos países en vías de desarrollo y apoyo y financiación de proyectos en África, América, Asia y Oceanía", comenta Marisa Alonso, que ya trabaja con la veintena de programas seleccionados para 2009. "Los misioneros, religiosos o grupos locales con apoyo de la Iglesia son los que solicitan una ayuda concreta. Desde aquí se estudia su viabilidad y su continuidad y cuando se aprueba comienza nuestra labor de recaudar el presupuesto necesario", comenta la presidenta. Gracias al 1.080.000 euros recogido en 2008 por esta sede se pudieron realizar 22 proyectos. Este año, Málaga está pendiente de nueve obras en África, seis en Suramérica y cinco en la India. Construcción de escuelas, de centros de salud, formación de personal sanitario, pozos, inversiones agrícolas y en la promoción de la mujer son las principales peticiones que solicita la "contraparte". "Este año estamos trabajando con un proyecto de nutrición materno infantil en Etiopía para el que necesitamos 113.000 euros y ya tenemos el 80% de la cantidad conseguida", comenta Marisa Alonso, que no duda en agradecer la generosidad de los malagueños. También para esta sede de Manos Unidas ha resultado especialmente gratificante conseguir en tan sólo diez días y gracias a la donación de tres particulares la cantidad necesaria para construir un pozo en la India, nada menos que 45.000 euros. "Igual de bienvenidas y agradecidas son las aportaciones pequeñas que las grandes, pero a veces nos sorprenden", dice la presidenta cuando recuerda que dos hermanos llegaron hasta la sede, en la calle Strachan, para dar 70.000 euros. "También hay una donante habitual, una chica joven que elige cada año un proyecto y va destinando mensualmente parte de su nómina a este fin", añade.Las cuotas de los socios, la colecta de las parroquias y de los colegios, donaciones puntuales de particulares, empresas, cofradías e, incluso, herencias son las principales vías de ingreso de la asociación. "Las subvenciones de las administraciones no superan el 20% y queremos seguir así para conservar nuestra independencia", afirma Alonso, que subraya que "nosotros no trabajamos con los gobiernos de estos países, que se quedarían el dinero, nuestro lema es ayudar a los más pobres entre los pobres". En las catástrofes -"cuando ya todos se han ido Manos Unidas se queda para reconstruir el lugar", dice Marisa-, en campos de refugiados, en situaciones hostiles. Allí está la organización que cumple 50 años para que el mundo sea "un poco más luminoso y más humano".
En 1955 la FAO, la Organización Mundial para la Alimentación, ya lanzó un llamamiento urgente por los devastadores efectos del hambre en el considerado Tercer Mundo. En España, un grupo de mujeres de Acción Católica se sumó a este manifiesto y en 1959 se lanzó en el país la primera campaña contra el hambre. Éste fue el embrión de lo que posteriormente se constituyó como Manos Unidas. Ha pasado ya medio siglo desde aquello y la labor de esta organización católica dedicada al desarrollo tiene cada día más sentido. La de Málaga, una de las 71 delegaciones que hay en España, la sostienen 40 voluntarios, la inmensa mayoría mujeres de mediana edad. Marisa Alonso es su presidenta delegada. "Tenemos abiertos dos frentes de acción, sensibilización de la opinión pública para que sean conscientes de la realidad que sufren estos países en vías de desarrollo y apoyo y financiación de proyectos en África, América, Asia y Oceanía", comenta Marisa Alonso, que ya trabaja con la veintena de programas seleccionados para 2009. "Los misioneros, religiosos o grupos locales con apoyo de la Iglesia son los que solicitan una ayuda concreta. Desde aquí se estudia su viabilidad y su continuidad y cuando se aprueba comienza nuestra labor de recaudar el presupuesto necesario", comenta la presidenta. Gracias al 1.080.000 euros recogido en 2008 por esta sede se pudieron realizar 22 proyectos. Este año, Málaga está pendiente de nueve obras en África, seis en Suramérica y cinco en la India. Construcción de escuelas, de centros de salud, formación de personal sanitario, pozos, inversiones agrícolas y en la promoción de la mujer son las principales peticiones que solicita la "contraparte". "Este año estamos trabajando con un proyecto de nutrición materno infantil en Etiopía para el que necesitamos 113.000 euros y ya tenemos el 80% de la cantidad conseguida", comenta Marisa Alonso, que no duda en agradecer la generosidad de los malagueños. También para esta sede de Manos Unidas ha resultado especialmente gratificante conseguir en tan sólo diez días y gracias a la donación de tres particulares la cantidad necesaria para construir un pozo en la India, nada menos que 45.000 euros. "Igual de bienvenidas y agradecidas son las aportaciones pequeñas que las grandes, pero a veces nos sorprenden", dice la presidenta cuando recuerda que dos hermanos llegaron hasta la sede, en la calle Strachan, para dar 70.000 euros. "También hay una donante habitual, una chica joven que elige cada año un proyecto y va destinando mensualmente parte de su nómina a este fin", añade.Las cuotas de los socios, la colecta de las parroquias y de los colegios, donaciones puntuales de particulares, empresas, cofradías e, incluso, herencias son las principales vías de ingreso de la asociación. "Las subvenciones de las administraciones no superan el 20% y queremos seguir así para conservar nuestra independencia", afirma Alonso, que subraya que "nosotros no trabajamos con los gobiernos de estos países, que se quedarían el dinero, nuestro lema es ayudar a los más pobres entre los pobres". En las catástrofes -"cuando ya todos se han ido Manos Unidas se queda para reconstruir el lugar", dice Marisa-, en campos de refugiados, en situaciones hostiles. Allí está la organización que cumple 50 años para que el mundo sea "un poco más luminoso y más humano".