domingo, 15 de marzo de 2009

Arte tras las rejas de prisión

La idea de una cárcel siempre suele ir unida a la oscuridad, soledad, aislamiento y represión de un individuo que no ha sabido adaptarse a las normas de la sociedad, siendo apartado del mundo de la libertad. Pero el arte no entiende de barreras, y se puede encontrar tras los muros, rejas y alambradas de un centro penitenciario. Así lo entienden los internos de la prisión de Alhaurín de la Torre que integran el Colectivo Moraga, que sirve como punto de encuentro para que los presos articulen todas aquellas propuestas que quieran llevar a cabo mediante el arte.
El objetivo de este colectivo, encabezado por Rafael Fernández, un funcionario con 30 años de experiencia y enamorado del arte, es decorar y dar una imagen más acogedora a la prisión.
Atravesar los enormes pasillos de la cárcel y sus infinitas puertas que separan los módulos es como adentrarse en una auténtica galería de arte, con numerosas esculturas, murales y cuadros realizadas por los propios internos.
«El objetivo es facilitarle los medios necesarios para mantenerlos ocupados a través del arte, y a su vez, adornar los fríos pasillos y patios de la prisión, que sean más acogedores. Se trata de romper con los estereotipos que la gente tiene de estos lugares, siempre con una imagen muy distorsionada», destacó Fernández, quien aseguró que ha tenido que luchar contra viento y marea para poder llevar a cabo este proyecto. «Realizo esta labor por amor al arte, es muy gratificante verles trabajar y superándose día a día», añadió.
Esculturas en hierro, cuadros, tapices, murales cerámicos y pictóricos, performances, trabajos en vidrio y barro y hasta grafitis se pueden ver en una de las cárceles con más inquietudes artísticas de España. La mayoría de los trabajos están realizados con material reciclable y suelen hacer referencia a la libertad.
Gracias a esto, quien atraviesa la primera puerta de acceso de la prisión malagueña se lleva una sorpresa: la Galería de Arte Penitenciario. Es un espacio de unos 100 metros cuadrados –antes era la antigua sala de espera– en el que se puede apreciar una veintena de piezas del Colectivo Moraga. «Intentamos que los familiares que vienen de visita vean la labor que realizan sus seres queridos», aseguró Rafael Fernández.
Antonio Mairena, uno de los presos que participa en el colectivo, y que cumple condena por un delito de sangre. «Estoy realizando una escultura de hierro para regalársela al presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en su próxima visita a la prisión», señaló orgulloso. «Para mí este colectivo me libera de mis preocupaciones y me hace sentir útil», añadió Antonio, que también arregla las puertas, ventanas o cerraduras de la cárcel.
En el módulo contiguo está Jean Delmaunt. Antes pintaba cuadros por las calles de París junto al río Sena y la Torre Eiffel, y ahora lo hace entre cuatro paredes. El cartel y el cómic son los medios que trabaja este francés de 55 años, que lleva tres años entre rejas por traficar con hachís. «A veces hacemos cosas que no debemos y yo me equivoqué, este proyecto me saca de la
En su despacho, el impulsor del Colectivo Moraga exhibe la figura de una menina de Velázquez, la misma que tienen todos los ministros del gobierno español, realizadas por varios presos. Actualmente elaboran junto a otros compañeros 1.000 meninas en hierro encargadas por el Ministerio de Igualdad.
Los trabajos, por tanto, también salen al exterior incluso a través de exposiciones que llevan a cabo por todos los rincones de la provincia. El pasado 13 de marzo inauguraron una exposición en la Casa de la Cultura de Benalmádena, y en los próximos meses pretenden hacer lo mismo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en la Universidad de Málaga o en la Casa de la Cultura de Alhaurín de la Torre.